GABRIEL Y GALÁN JOSÉ MARÍA

José María Gabriel y Galán (1870 - 1905)

Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca. En la escuela de su pueblo natal aprende las primeras letras y a los 15 años se traslada a Salamanca: de esta estancia en la capital salmantina, datan sus primeros escritos en verso. En 1888 obtiene el título de maestro y luego se traslada por un breve período a Madrid para proseguir sus estudios.
De la vida de soledad y tristeza que por aquel tiempo caracterizaba al joven poeta, le sacó el enamoramiento con Desideria, con quien contrajo matrimonio en 1898. A partir de ese instante, su vida experimenta un cambio radical: abandona su labor de maestro y se encarga de la administración de una gran dehesa. Encuentra así la calma que necesita su espíritu sensible, la dedicación al cultivo del campo y del alma. Se dedica a escribir lo que le inspira el nuevo entorno en el que se desenvuelve: sus poesías retratan las vidas de los humildes labriegos que trabajan y habitan en la dehesa.
En 1898 nace su primer hijo, Jesús, lo cual le inspira componer la poesía «El Cristu benditu», en la que refleja la vida gris que pasó en su primera juventud y el gran cambio hacia la alegría que experimenta con su nuevo empleo y el nacimiento de su hijo.
Su segundo hijo nace en 1901. En septiembre de ese mismo año, su poesía "El ama" gana los juegos florales organizados por la Universidad de Salamanca, preside el jurado del certamen el insigne rector de la universidad salmantina, filósofo, escritor y poeta, Miguel de Unamuno. Debido a la huella que dejó la poesía ganadora y a la amistad surgida de tal evento entre los dos poetas, a partir de aquel momento, Unamuno y Gabriel y Galán comienzan una asidua correspondencia epistolar.
A partir de ahí se empieza a dar a conocer como joven y singular poeta. Publica sus libros de poesías titulados "Castellanas", "Extremeñas" y "Nuevas castellanas". La fama con que irrumpía este joven poeta en el panorama de la popularidad adquiría un vertiginoso crecimiento en corto espacio de tiempo.
Toda su poesía se desenvuelve en una atmósfera campesina y rural. Él supo cantar como nadie, la belleza del alma sencilla de los campesinos extremeños y salmantinos, hizo poesía de lo más paupérrimo de las sencillas gentes. Su extensa y valiosa obra es de una excelente y sublime sencillez, construyendo una poesía popular de alta sonoridad y cuidada rima, que cala fácilmente en el entendimiento de los menos instruidos en las artes literarias.
Muere en 1905, con 35 años no cumplidos y como consecuencia de una pulmonía mal curada.

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