ASUNCIÓN SILVA JOSÉ

José Asunción Silva (1865-1896)

Con la excepción de algunas breves temporadas en el extranjero - en Europa (París, Suiza y Londres) y en Venezuela, como secretario de la Legislación de su país en Caracas -, la vida de Silva transcurre en el ambiente cerrado y nada estimulante del Bogotá de sus años. De ningún modo un neurótico, pero sí un desajustado y un inconforme, su existencia estuvo marcada por el fracaso y las frustraciones: continuas ruinas en sus empeños comerciales, en los cuales ha de actuar para salvar los negocios de la familia; la muerte de su querida hermana Elvira, el naufragio de un barco en el que viajaba, el regreso de Venezuela, y donde pierde "lo mejor de mi obra"; la hostilidad de una sociedad estrecha que le obliga, por pudor y altivez, a casi esconder su vocación literaria. Todo ello, obrando sobre un espíritu sensible en alto grado, culminó en el temprano suicidio - antes de cumplir los treinta y un años -, sin que su genio poético hubiese llegado a madurar plenamente. A pesar de que aún en vida algunas de sus composiciones fueron muy populares, publicó poco.
De su breve labor en prosa hay que destacar el cultivo de las transposiciones artísticas - donde a palabra intenta expresar los matices del claroscuro y el color - , de tan fecunda práctica en la literatura modernista posterior. Incursionó en la narrativa: De sobremesa, escrito en forma de diario íntimo, más que una novela, es un libro que hay que leer como el testimonio atormentado pero impecable de aquel "fin de siglo angustioso", como allí lo calificara justamente sus autor. En sus páginas, de mucho interés para calar en la visión del mundo de Silva, están las conflictivas reacciones, y las contradicciones esperables, de un protagonista sufridor de los innúmeros problemas - de todo tipo: artísticos, morales, religiosos y aún políticos - que aquel tiempo de crisis planteaba al espíritu del hombre finisecular americano.
Su producción poética conservada, no abundante, ha venido a quedar agrupada en tres núcleos muy distintivos: El libro de versos, lo más granado de esa producción; Gotas amargas, conjunto que parece tenía destinado a mantener siempre inédito; y Versos varios, miscelánea del resto de su obra. Es en la atmósfera de la estética simbolista, con su gusto por la expresión misteriosa, vaga, sugerente y de cadenciosa musicalidad, donde hay que inscribir sus más intensos momentos poéticos, teñidos de una profunda vibración elegíaca. Esos momentos aparecen dominados temáticamente por la obsesión del tiempo, el recuerdo y la muerte, y devueltos simbólicamente en un aura condicionada de veladuras y de sombras. Son sus conocidas elegías personales "Poeta, di paso…", y "Nocturno" (Una noche…).O las elegías de alcance universal: el no menos impresionante y contrapuntístico, por la sutil irrupción de la ironía, "Día de difuntos", que es un espléndido ejercicio de polimetría. Y a la fusión de su romanticismo esencial y su capacidad ya simbolista de depuración poética, cabe adscribir también dos voliciones señaladas de Silva: el refugio en las cosas frágiles y en las cosas viejas, embellecidas y dignificadas por el tiempo ; y el regreso al mundo ideal de la pureza que únicamente en la niñez se da.

  • Libri.it

    TUTTI UGUALI IN FAMIGLIA!IL RE CHE VALEVA 4,50€ IL CAVALIER IDEALEMIRA
  • Libri.it
  • Treccani