CERNUDA LUIS

Luis Cernuda (1902 - 1963)


Nació en Sevilla y en su universidad fue alumno de Pedro Salinas. Vivió luego en Madrid y durante un año, fue lector en la Universidad de Toulouse (1828-29). Durante la guerra apoyó activamente la causa republicana y en 1938 se exilió. Fue profesor en diversas universidades inglesas y norteamericanas. A partir de 1953, vivió en México, donde murió.
Se caracteriza por una personalidad solitaria y dolorida, por una sensibilidad exacerbada y vulnerable. Ni en su vida ni en su poesía ocultó su condición homosexual y su conciencia de ser una criatura marginada por ello explica, en gran parte, su desacuerdo con el mundo y su rebeldía. "Una constante de mi vida - dijo - ha sido actuar por reacción contra el medio donde me hallaba". Y admite ser un "inadaptado", con "cierta vena protestante y rebelde". Su singularidad y su aislamiento explican también el lugar especial que ocupa dentro el grupo del 27.
Desde 1936, Cernuda reunió sus diversos libros bajo un título común: La realidad y el deseo. El volumen así llamado fue engrosándose con obras nuevas en ediciones sucesivas, hasta alcanzar su versión definitiva en la de México, 1964. Veamos los ciclos que integran esa magna obra.
Su primera producción fue Perfil del aire (1924-1927), dentro de la línea de poesía pura, con versos cortos y tono adolescente. Le sigue Égloga, elegía y oda (1927-1928), perfectas asimilaciones de nuestros metros clásicos; pero no es Góngora quien preside estos ejercicios, sino su querido Garcilaso.
En su primera estancia en Francia, lee poesía surrealista, corriente "ante la cual - dice - yo no pude, ni quise, permanecer indiferente". Surge así su libro Un río, un amor (1929), con poemas en alejandrinos sin rima, en versículos, etc., en los que el malestar y la osadía que le atraían del surrealismo se mezclan con sus problemas íntimos. En la misma línea está Los placeres prohibidos(1931), que contiene algunos de los poemas más bellos de Cernuda. Sin embargo, ya en este libro abandona a veces el lenguaje surrealista para encontrar su tono más personal, que se consolida en el libro siguiente: Donde habite el olvido (1932 - 1933), título inspirado por un desolado verso de Bécquer. Invocaciones (1934-1935) cierra su poesía anterior a la guerra. Destacan en él varios largos poemas. Durante la guerra y los primeros tiempos de su destierro, compone Las nubes (1937 - 1940). Siguen, ya en el exilio Como quien espera el alba (1941-1944), Vivir sin estar viviendo (1941-1949), Con las horas contadas (1950 - 1956) y Desolación de la quimera (1956 - 1962). Algunos de estos títulos hablan por sí solos de su incurable amargura, a veces rota por momentos pasajeros de exaltación o serenidad (sobre todo en sus últimos años). A veces, aparece el tema de la patria perdida, recordada con añoranza o rechazada con desesperación de desarraigado. Otras veces, evoca la Grecia clásica y pagana, mundo edénico que le hubiera sido habitable (temática recogida de los clásicos o de Hölderlin). En estos libros, prosigue la depuración estilística iniciada antes de la guerra y alcanza la plena madurez de una lengua poética fundada, no ya en la riqueza de imágenes, sino en la hondura de sugerencias.
En prosa poética, había publicado un libro bellissimo, Ocnos (1942), nostálgica evocación de su lejana Andalucía. Completan su obra en prosa Variaciones sobre un tema mexicano (1952) y diversos libros de ensayos, como Poesía y literatura, en el que destacan las declaraciones de su propia poesía, y Estudios sobre poesía española contemporánea, en los que alternan enfoques valiosos con juicios atrabiliarios.

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