Rita Dove
La pendiente del filón
Soneto con colores primarios
Esto es para la mujer con un ala negra
puesta sobre sus ojos : graciosa Frida, erguida
entre papagayos, con las severas enaguas de la campesina
que se pintó un presente...
flores silvestres entrelazándose en el corsé de yeso
su columna vertebral reside en el romance de espejos.
Cada noche se acostaba sumida en dolor y se levantaba
a sus mariposas de celuloide de sus Amados Muertos,
Lenin, Marx y Stalin colocados en el pedestal.
Y se levantaba para ir a su caballete, los cien perros jadeando
como niños a lo largo de los senderos de grava del jardín, el amor
de Diego un cráneo en la ventana circular
de la huella dactilar marchitando su inmutable ceja.
Mi madre ingresa a la fuerza laboral
El camino a la Escuela de Negocios ABC
era recompensado por un letrero de la suerte :
Alteraciones, Costurera Competente Informes Adentro.
Experta en Mangas, las de ella
nunca se arrugaban – borladas o lisas,
Leg o' ó Raglan –
apenas necesitaban el paño húmedo
para el planchado perfecto.
Esas eran las tardes. Las noches
se ocupaba de trabajos diversos, la máquina de pedal
con su giro de locomotora
viajando por el sendero iluminado de la aguja
a través de arenas movedizas de tafetán
o terciopelo profundo como un bosque.
Y ahora, y ahora cantaba el pedal,
yo sé, yo sé...
Y luego era día de nuevo, toda la mañana
en la sala de máquinas, su cliqueo y triquitraque
otra jornada – más pesada,
que se prolongaría por siempre
hasta que pudiera llegar a cien palabras
sin errores – ¡ah, y entonces
no más compras en el almacén pospuestas,
y ese par de zapatos azules!
El alarde
En la mesa de la cena, ante la berenjena al horno, ...
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