Manuel José Lavardén
AL PARANÁ
ODA
Al majestuoso río del Paraná, del doctor don Manuel de Lavardén, auditor de guerra del ejército reconquistador de Buenos Aires [*]
Augusto Paraná, sagrado río,
primogénito ilustre del Océano,
que en el carro de nácar [1] refulgente,
tirado de caimanes, recamados
de verde y oro, vas de clima en clima,
de región en región, vertiendo franco
suave verdor y pródiga abundancia,
tan grato al portugués como al hispano:
si el aspecto sañudo de Mavorte,
si de Albión los insultos temerarios [2]
asombrando tu cándido carácter,
retroceder [3] te hicieron asustado
a la gruta distante, que decoran
perlas nevadas [4], ígneos topacios,
y en que tienes volcada la urna de oro [5]
de ondas de plata [6] siempre rebosando;
si las sencillas ninfas argentinas
contigo temerosas profugaron,
y el peine de carey allí escondieron,
con que pulsan y sacan sones blandos
en liras de cristal, de cuerdas de oro,
que os envidian las deas del Parnaso;
desciende ya, dejando la corona
de juncos retorcidos, y dejando
la banda de silvestre camalote [7],
pues que ya el ardimiento provocado
del heroico español, cambiando el oro
por el bronce marcial [8], te allana el paso,
y para el arduo, intrépido combate
Carlos presta el valor, Jove los rayos.
Cerquen tu augusta frente alegres lirios
y coronen la popa de tu carro;
las ninfas te acompañen adornadas
de guirnaldas, de aromas y amaranto;
y altos himnos entonen, con que avisen
tu tránsito a los dioses tributarios.
El Paraguay y el Uruguay lo sepan,
y se apresuren próvidos y urbanos
a salirte al camino, y a porfía,
te paren en distancia los caballos
que del mar patagónico [9]trajeron,
los que ya zambullendo, ya nadando,
ostentan su vigor, que, mientras llegan,
lindos céfiros tengan enfrenado.
Baja con majestad, reconociendo
de ...
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