AITOR-ASIER "GAUTXORI"
UNA VOZ SE AHOGABA EN EL PRETÉRITO
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UNA VOZ SE AHOGABA EN EL PRETÉRITO
Una voz se ahogaba en el pretérito
absurdo de un instante olvidado.
Había un no sé qué histórico
en todo ese fracaso.
Sabía lo mucho que no sabía
y el tiempo transcurrido
que dolía.
Había sido una vez
lo que tantas veces hube de soñar
de allí en adelante.
Y pensaba,
que ese lugar,
estaba demasiado lejos,
y que me llegaba transformado en rumba,
en melodía cubana.
Deja de tartamudear
con sonidos extraños
y rompe el día
y apuñálalo de una vez y para siempre.
Tengo los dedos destrozados de carne
y uñas
que me cuelgan
como si fueran pensamientos.
Tengo dolido el recto,
en donde mi pobre alma mancillada
escupe su verdad diaria,
vergüenza de humanidades muertas.
Tú, colosal orgulloso y rebuznante,
júzgame si tan sobrado andas.
Y déjame decirte,
«que te jodan».
Yo hago de la poesía
un fenómeno de masas.
Me brilla el pensamiento
de tan poco como lo he utilizado.
Y tengo en la guitarra
un manicomio de recuerdos.
Tanto aprender y aprender nada,
teniéndolo todo en casa,
como lo tenía...
El día es fugaz en su perseverancia.
Hago de las palabras
una mueca
escondida en el sobaco
de las iniquidades.
Y siento los labios de mi madre,
ya muerta,
aflorar con mil palabras.
Busco el sentido,
y para cuando lo alcanzo
escucho la voz de Dante
en el infierno:
«Ni yo me libré de esta porfidia».
Buscar la belleza
es buscar el último mar,
la Atlántida imposible,
el siglo que murió de lejos
arrollado por un mar
de atrocidades humanas.
Los labios perfumados de la noche
se habrían incoherentes
dejando tras de sí
un rastro de besos,
deseo adolescente
que nunca llegó a establecer
la tan deseada religión.
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