MACHADO MANUEL

Manuel Machado (1874 – 1947)
El poeta Manuel Machado Ruiz nació en Sevilla el 29 de agosto del año 1874. Su
madre era Ana Ruiz y su padre Antonio Machado Álvarez, un conocido folclorista
sevillano de sobrenombre «Demófilo». Su hermano fue otro poeta de talla similar
y de trayectoria paralela: Antonio Machado. De su padre heredó con creces el
amor a lo auténtico del carácter popular andaluz.
Su infancia transcurrió en Sevilla, pero cuando Manuel tenía 9 años hubo que
buscar fortuna en la capital de España. La familia se trasladó a Madrid y allí
fue donde desarrolló lo importante de sus estudios que llegaron hasta la
licenciatura de Filosofía y Letras. A partir de esos años, la familia Machado
volvería a Sevilla en muy escasas ocasiones pero lo sevillano y lo andaluz
siempre fue para él una referencia viva, aunque distante, por la nostalgia y el
amor que derramaban sus padres hacia la tierra que les vio nacer. En Madrid, el
joven Manuel empieza a dar a conocer sus primeras poesías. Con el transcurrir de
los años, llegó a ser director de la Hemeroteca y Museo Municipal. Creó varias
revistas literarias de escasa duración, y colaboró en periódicos diarios de
Europa y América. En el año 1938 -en plena guerra civil- fue designado para
ocupar un sillón en la Real Academia Española. Manuel y Antonio, dos poetas
hermanos que despuntaban en aquel Madrid de principios del siglo XX, ambos
llegaron a colaborar en la creación teatral, siempre impregnada de situaciones
que recordaban al típico ambiente andaluz. La obra cumbre de la creación teatral
de los hermanos Machado, es sin duda, «La Lola se va a los Puertos», de la cual
se han hecho un par de versiones cinematográficas.
Después los dos hermanos poetas se encaminan por senderos separados que les
conducen, hacia el final de sus vidas, a abrazar los dos diferentes bandos en
los que desembocó España por culpa de la guerra civil. Manuel y Antonio, a pesar
de recorrer caminos separados en la creación poética, siempre conservaron un
paralelismo en sus obras: cualquiera que las observe con algún detenimiento,
descubrirá en cada una de ellas, retazos o matices que delatan la fuente común
de la que bebieron y vivieron. Estos asombrosos paralelismos que se pueden
detectar en los dos hermanos Machado, no desmerecen en nada, la calidad poética
de cada uno. De todo ello hay que desterrar toda vaga sospecha de plagio y
centrarnos en la idea de unos orígenes, vivencias y estilos, lógicamente muy
comunes. Después, la vida, con sus avatares, hizo que quedaran sus destinos muy
separados, por culpa de las ideologías o del simple azar. De toda guerra civil,
siempre se dice que es una lucha entre hermanos, y en el caso de estos dos
poetas, no puede ser la frase de mayor literalidad.
Al llegar triunfante a Madrid la sublevación de Franco en el año 1939, Manuel
tuvo la desatinada ocurrencia de dedicar al militar golpista (y luego longevo
dictador) una poesía de panegírico titulada «Al sable del Caudillo». Esto le
valió a Manuel el reconocimiento y el salvoconducto para poder vivir dentro de
un régimen que exterminó y arrojó al exilio a tantos poetas, literatos e
intelectuales de mucha valía. Cuentan sus biógrafos, que poco tiempo después de
publicada, sintió Manuel un gran arrepentimiento por escribir y publicar la
fatal poesía, máxime cuando se enteró de la muerte de su madre y hermano, en el
obligado exilio francés. En Madrid, el 19 de enero de 1947 moría este insigne
poeta que nos dejó una buena colección de poesías, de calidad suprema.