FLÓREZ JULIO

Julio Flórez (1867-1923)

Poeta boyacense. Julio Flórez fue educado bajo estricto control religioso en los colegios de Chiquinquirá, nacionalmente conocida como la Villa de los Milagros, y sede de la Orden Dominicana de sacerdotes católicos que administran la fe de los creyentes en el poder sobrenatural de la Virgen del Rosario, Julio Flórez recibió el don de la poesía, al igual que sus hermanos.
En 1883 Flórez publicó su primer libro de poesía, Horas, cuyo título le sugirió José Asunción Silva. Flórez comprendió bien el espíritu de su amigo y su rechazo al ambiente bogotano, que le fuera tan hostil.
En medio de guerras, penurias y amordazamiento de la censura, los colombianos reaccionaban reuniéndose en cofradías o hermandades pacíficas de tipo cultural que los protegían de la aridez del presente. En compañía de seis amigos, Flórez fundó la Gruta Simbólica, comentada tertulia literaria de 70 miembros, que permaneció vigente desde fines de 1900 hasta fines de 1903, bajo la capitanía intelectual de Flórez. La inseguridad, la tensión sostenida entre las fuerzas políticas, religiosas y socioecónómicas del país, valió para que los artistas de la época, a semejanza de los poetas malditos franceses de fines del siglo XIX, frecuentaran la bohemia y en ocasiones cayeran en vicios que les atrajeron el rechazo de la sociedad o el anatema del clero. Flórez fue señalado como sacrílego, blasfemo y apóstata.
En noviembre de 1922 Flórez accedió a confesarse, comulgar, contraer matrimonio católico con Petrona y bautizar a sus hijos. Ante semejante milagro, la sociedad se conmovió y en Barranquilla promovieron la coronación de Julio Flórez como poeta nacional, acto al cual accedió gustoso el gobierno del general Ospina. Pero dada la precaria salud del enfermo, esta ceremonia no se pudo realizar ni en Bogotá ni en Barranquilla, sino en Usiacurí, a donde se movilizaron altas personalidades del gobierno, la sociedad y la cultura en 163 automóviles, a los que se unieron una multitud de campesinos, trabajadores y estudiantes que querían presenciar el acto. Así, el 14 de enero de 1923, al borde del sepulcro, Julio Flórez obtuvo un honor retrasado por treinta años. Pocos días después de esta forzada ceremonia, el poeta del pueblo colombiano murió rodeado de sus familiares y amigos, el 7 de febrero. Julio Flórez ha pasado a la historia como un bardo popular, que supo interpretar los amores y los dolores de la raza colombiana bajo temas. absolutos como la naturaleza, la madre, la patria, la amada y la muerte. Su fama como «el último becqueriano», según palabras de Max Henríquez Ureña, ha desbordado las fronteras nacionales.

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