LEIVA ÁLVARO
Exit Only
1990-1997
Anglos golpean a mi ventana
En este día de acción de gracias y santos malheridos.
Se murmura lento a los oídos es decir whispering.
Desde lejos estoy viéndome en las vitrinas del grocery,
aborreciendo las serpentinas y el occiso pavo mutilado.
Yo acumulo toda la saliva en la boca nórdica.
No digo nunca no,
nunca
Mientras tanto, el cuchillo se desliza entre la carne grisácea
hasta mellar y tocar el fondo del plato,
su borde victoriano.
La mujer me da la penúltima mirada
¿con qué santos en la boca me vendrán esta noche?
Should I stay or should I go.
Me pican las orejas,
atisbo y me sonrojo.
En la mesa cae una pieza de mármol
A mi abuelo, Alvaro Ramírez.
Las calles y la memoria de sus calzadas
han devuelto al ciego la plenitud de su último resplandor.
De golpe, un ventarrón abrió el armario,
dos puertas comenzaron a calcular su eje,
detrás de los tímidos espejos
estaban los retretes de la Plaza de Armas.
Allí se pudo ver
al capitán y a su lanza que le atravesaba media garganta.
En cuatro pedazos caía al suelo diciendo:
Las indias no son
como los culos que tiritan de espanto,
no son como aquellas
que venden el sorbo
de los mil sin regresos.
He extraviado el reloj sin cuerda.
Hemos conquistado la polvorienta ganancia.
En verdad hemos hecho tristes y alegres viajes
alrededor de esa fuente,
infatuosa e irrecuperable
de las juventudes.
Entonces, no queda más que dejar caer el vaso al suelo.
En donde morir es acabar juntando lonjas por entre los huesos.
Apostarlo todo y atravesar el refugio de blandas aceras.
Es cierto, soy ese can que busca migajas de acero.
-Y allí veo el chaquetón gris, la escena del crimenAbrir el obituario ...
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