CARLOS ARREDONDO
PESADILLAS ANÓNIMAS
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Y así cayó la noche en mis rodillas.
Como un lulero pecaminoso
se infiltro en mis sentidos.
Y así cayó la noche en mis rodillas.
Pensando alegre si fuésemos todos felices.
El lucero brilla distante.
Y así cayó la noche en mis rodillas.
El cenáculo se termina con tu cansancio de violetas.
Como una cama atravesada sobre mi cabeza.
Y así cayó la noche en mis rodillas.
Pesadamente, incongruentemente,
Inesperadamente, solitariamente.
Edimburgo, Marzo de 2007
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