ANGELICA JAQUE HERRERA
AUTORRETRATO
Esta argamasa pecosa
y deslenguada,
con la cabeza algo alejada
de la base terrenal,
estricta ante la mentira,
punzante ante el agravio,
esclava de las pasiones,
subyugada por los afectos,
inmoldeable, arisca,
a veces temerosa
otras temeraria.
Dueña de mares de afectos,
enfados y fantasías
que se me desatan
con la vehemencia
de las tempestades,
incontenible, impaciente
e irremediable.
Simple y transparente
como la infantil creación,
me elevo a la dulce
nube de la ensoñación,
sin mayor pretensión,
que quizás eludir,
un abanico de tristezas
que anduvo arañando
mis paredes.
Esta argamasa
de ojos curiosos
que se hace palabras
sobre el papel
y se vuelve silencio
cuando el asombro,
el miedo, el dolor...
de orígenes diversos
y contradictorios,
sin definición alguna,
esto soy, sin más vueltas
casi un beso del infierno
o la calma de la luna.
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