CARLOS BARBARITO
poemas de su libro inédito
FIGURAS DE OJO Y SOMBRAS
A María y a Cecilia
A Victor Redondo
A Guillermo Pilía
Ven. Tengo sed. Se está nublando.
Joyce.
Este poema, piedra plantada en angustia y orgullo, árbol desnudo, seco, promesa rota caída ante una luz en fuga entre gritos
Cada palabra, largo ayuno de los huesos, luego un plato con nueces y pasas de uva, afuera cosas errantes y un soplo sin reposo de lastimadura en lastimadura
Esta mesa en la que escribo, país de peces terrestres y humaredas que se lleva el viento, golfo de polvo abierto al mar de polvo, inmenso trapo que huele a sudores, a orines
Es hora : una soga ya me ata a vivos y muertos, me desnudo y cargo con mis deudas, mi tosco corazón de carnero y mis olores, doy un nombre a cuanto parece disiparse
No es hora : la soga se rompe, los cuerpos vuelan en todas direcciones, la última prenda se resiste, el peso me aplasta y todo lo que nombro enfila derecho hacia el olvido
Desde una lengua imprecisa, un idioma frágil,
una palabra a medio camino entre la nada y el polvo
(llueve
en ángulo, en silencio, de espaldas a los puertos,
nada junta a los amantes, a Valèry con su lámpara,
a cada sombra con la explicación de su ser sombra)
Yo tuve corteza, mar, gravidez, etc., pero ¿quién o qué
asegura el soplo hacia el deseo,
su costilla, o se multiplica en impulsos,
en palpitaciones, encarna lo difuso, tapona el orificio que sangra?
Tiembla, espejo o dolor, sobre el no saber,
la rugosidad de la madera, la sangre dividida
entre flujo y reflujo, y ningún nombre se rehace
-espejo
o dolor, el libro del padre y la centella,
abierto en números contra una boca que ...
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