Bernardo Casado Salas
CRÓNICA
* * *
Fue en el año ochenta con entusiasmo en los dedos,
y casas blancas no absueltas por la luna.
El autobús consintió aceitunas entre otros,
torres de hombros elegantes
asomaban por la hora del día,
y la carretera se iba larga
con una legislación de sol.
Viajé durante doscientos pájaros,
viajé hasta ser perdone de todos los caminos,
viajé hasta encontrar que mi pelo viajaba,
y tuve placer de estar con ellos
en las puertas de sus casas,
y afirmó un perro de traje marrón.
Voy a ser verídico y digo que compré uvas
en el mercado revuelto,
y el mar miraba con ojos azules.
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