EDGAR ALLAN POE
* Te Vi UNa VeZ, UNa SoLa...
Te vi una vez, una sola, años atrás;
No diré cuántos, aunque no fueron muchos.
Fue en julio, a medianoche, la luna llena,
Elevándose como si fuera tu alma, se abría,
Rauda, camino cielo arriba. De su halo,
una sedosa llovizna de luz plateada
Caía tibia, soñolienta y quedamente
Sobre los rostros vueltos de las mil rosas
De un jardín encantado que la brisa
Sólo osaba visitar de puntillas;
Caía sobre los rostros vueltos de esas rosas
Que, a cambio de la amorosa luz, se desprendían,
En un éxtasis final, de sus almas fragantes;
Caía sobre los rostros vueltos de las rosas
Que, embelesadas por tí y por la poesía
De tu presencia, morían con una sonrisa.
Toda vestida de blanco, te vi reclinada a medias
Sobre un lecho de violetas; la luna, entre tanto,
Bañaba los rostros vueltos de las rosas y el tuyo,
Vuelto también aunque ay, con aflicción, hacia ella.
¿Acaso fue el destino (ese destino que a menudo
Solemos llamar aflicción) quien, esa medianoche de julio,
Me retuvo junto al portal del jardín para que oliera
El incienso que desprendían las rosas? No había eco
De pisada alguna: el mundo odiado dormía; todos
Salvo tú y yo. (¡Oh cielos! ¡Oh Dios! Cómo sublevan,
Al juntarse, esas dos palabras mi corazón.) Todos
Salvo tú y yo. Me detuve... eché una mirada...
Y de pronto todas las cosas se esfumaron
(Aquél era un jardín encantado, ¿recuerdas?).
El resplandor perlado de la luna se disipó;
Los bancos mohosos y los sinuosos senderos,
Las flores alegres y los árboles vencidos
Cesaron de existir; incluso el aroma de las rosas
Sucumbió en brazos del aire adorable. Todo,
Todo expiró menos tú, todo salvo tú:
Salvo la luz divina de tus ojos,
Salvo ...
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