RICARDO JAIMES FREYRE
"ETERNUM VALE"
Un Dios misterioso y extraño visita la selva.
Es un Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
Cuando la hija de Nhor espoleaba su negro caballo
le vio erguirse, de pronto, a la sombra de un añoso fresno.
Y sintió que se helaba su sangre ante
el Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
De la fuente de Imer, en los bordes sagrados, más tarde,
la noche a los dioses absortos reveló el secreto;
el águila negra y los cuervos de Odín escuchaban,
y los cisnes que esperan la hora del canto postrero;
y a los dioses mordía el espanto
de ese Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
En la selva agitada se oían extrañas salmodias,
mecía la encina y el cauce quejumbroso viento,
el bisonte y el alce rompían las ramas espesas,
y a través de las ramas espesas huían mugiendo.
En la lengua sagrada de Orga
despertaban del canto divino los divinos versos.
Thor, el rudo, terrible guerrero que blande la maza
-en sus manos es arma la negra montaña del hierrova a aplastar, en la selva, a la sombra del árbol sagrado,
a ese Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
Y los dioses contemplan la maza rugiente,
que gira en los aires y nubla la lumbre del cielo.
Ya en la selva sagrada no se oyen las viejas salmodias
ni la voz amorosa de Freya cantando a lo lejos;
agonizan los dioses que pueblan la selva sagrada
y en la lengua de Orga se extinguen los divinos versos.
Solo, erguido a la sombra de un árbol,
hay un Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
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