La mariposa
Anacreóntica
Veloz mariposilla
que ufana jugueteas
por las sutiles auras
en caprichosas vueltas.
¡Y con azul penacho,
erguida tu cabeza
haces vistoso alarde
vagando en la pradera!
¿Buscas flores y buscas
la miel y blanda esencia
en la erguida corona
de rosas y azucenas?
¡Ah! no... su miel sabrosa
no es tan dulce y suprema.
Cual la que exhala el labio
de mi adorada prenda.
Admira su fragancia
y bebe placentera
la miel que tú gustares
que es un panal su lengua.
Hora que adormecida
con mis amores sueña,
sin temor de sus ojos
con lento vuelo llega.
Llega y en torno un rato,
tímida voltejea,
batiendo tus alitas
que resuellen apenas.
Toca, toca sus labios
el que el amor se alberga,
y ufana te embebece
en su olorosa esencia.
Apura, mariposa,
apura cuanto quieras,
que es veneno inexhausto
tu boca dulce y leda.
¡Qué! ¿picas sus mejillas?
¡Insensata! no creas
que son fragantes rosas
por más que lo parezcan.
No toques sus ojuelos;
¡ay! mira que te acercas
a un sol que te abrasara
si los abriese apenas.
Huye, mariposilla,
o de tu audacia ciega
recibirás el premio
con una muerte cierta:
pues donde quier que miran
cual rayos centellean,
y abrasarán tus alas
como mi pecho queman.
...
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