Rubén Darío
CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
A [Gregorio] Martinez Sierra
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazon.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y afliccion.
Miraba come el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era timido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodias y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y mas consoladora y mas
halagadora y expresiva,
la otra fue mas sensitiva
cual no pensé encontrar jamas.
Pues a su continua ternura
una pasion violenta unia.
En un peplo de gase pura
una bacante se envolvia...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
y le mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasion;
y que me roeria, loca,
con sus dientes el corazon.
Poniende en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
sintesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Eden,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban tambien...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y las demas! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazon.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste ...
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