Robert Hill Long
Un azul más frío
El huevo de petirrojo está sobre la mesa de desayuno
entre yo y Seth
que lo encontró : un débil resplandor en la hierba
que lo hizo arrodillarse y ordenarme
"Sálvalo".
Los huevos mueren, yo explicaba :
Los arrendajos los roban, a los pájaros padres los matan,
no puedes pensar
que un huevo abandonado esté toda la noche
en una casa y pedir que viva.
La cáscara azul se puso
de un azul más frío mientras yo gesticulaba a ella.
Seth enrolló un pañuelo de papel alrededor del huevo,
poniendo los brazos tiesos
con la boca como si todo lo que no quería
oírme decir estuviera en ese huevo, articulado
desamparado, y el esfuerzo
de sostenerlo, de no dejarlo caer y romperse,
surgía desde sus brazos hasta su cara,
tirante,
apretándola firmemente igual que al nacimiento
hace ocho años : azul con dolor original.
Sin palabras
le alisé el pelo, le puse la mano en la nuca.
Mis manos urgían las lágrimas pero él se mantuvo firme.
Deslizó el huevo
y su frágil envoltorio en el bolsillo de mi camisa :
"Que no se te muera", me dijo.
Moví mi cabeza...
"Sólo que no se te muera", dijo
...
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