Quizá
Debiéramos hacer un castillo con el tiempo perdido,
de muros tan altos que no les quepa un minuto;
nunca más salir
Que de sus muros transparentes cuelguen
todas las cosas que se han dormido
Tengo más de diez piedras tácitas, anchas,
largos trozos de espera, un foso vacío
Camino sobre ellos en una altura nueva,
como de templo;
veo desde más arriba las cosas que no volveré a tocar
todo lo que ya no fue mío
Cabría tu sonrisa nerviosa, tu aire demente
lo que viste con tu ojo izquierdo
Todo lo que pensando hiciste,
lo que no dijiste;
las vidas aventureras que se quedaron en tu mente
La decoración entera serían dibujos inacabados,
trozos de formas, sueños por todos lados
Mesas de tres patas, mecedoras rectas
Todas las notas discordantes
del himno de lo dejado
Hoy sólo veo cúspides
mares tibios que se abren por las calles y los balcones,
todo más bajo
todo invisible, todo sin tiempo; todo de nuevo
En el eco de un repique, dentro de un reloj gastado
Quizá te acerques, lo construyas conmigo
Todo el mundo miraría hasta acá arriba,
un castillo transparente, todo invisible,
en un ritmo soñoliento de domingo
Una mansión hecha de la nada sobre el tejado
Jugaríamos a lanzarnos minutos añejos
que flotan inútiles, por aquí todavía
Lágrimas secas, tactos ásperos y el eco de los besos
que se me hace tic tac de tiempo acordado
por aquí, todavía.
...
|
|
|
|
|
|