Marcela Leonelli
HOGAR
°***°***°***°
El tiempo de muñecas,
se durmió de pronto
en cada pedazo
del hogar aquel.
Haciendo la ronda,
se me fueron tantas horas
y colgaban de los árboles desnudos
vacíos columpios de niñas,
en donde Marcela, la niña triste,
y María Eugenia, la soñadora,
nunca más esperarían
al principe que las salvarìa
en un cuento azul.
El tiempo de muñecas de trapo
se retiraba vencido,
acelerando bruscamente
esta extraña vida mía.
Las escaleras parejitas,
las camas en filas azuladas...
Vino el alfiler del destino,
y reventó el globo de la ternura...
Miré, sin expresión,
me estrellé en el vacío
que tanto me apuraba.
Allí quedé escondida,
en las flores colorinas
del huerto cándido
de mi querida Sor Alberta;
en las paredes claras
de la cocina inmensa,
se estrelló una lágrima,
pidiendo pan con algo
a la experta Sor Cristina.
Mis sueños
bostezarían por siempre
en las margaritas bailarinas
de mi dulce Sor Juánita.
Fue mirar los ojos grandes
de mi amada Teresita...
- Cuídese m’hijita - Cuídese El tiempo de muñecas
acababa de morir...
...
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