Andrés Bello
ÉGLOGA
Imitación de Virgilio
Tirsis, habitador del Tajo umbrío,
con el más vivo fuego a Clori amaba;
a Clori, que, con rústico desvío,
las tiernas ansias del pastor pagaba.
La verde margen del ameno río,
tal vez buscando alivio, visitaba;
y a la distante causa de sus males,
desesperado enviaba quejas tales:
No huye tanto, pastora, el corderillo
del tigre atroz, como de mí te alejas,
ni teme tanto al buitre el pajarillo,
ni tanto al voraz lobo las ovejas.
La fe no estimas de un amor sencillo,
ni siquiera, inhumana, oyes mis quejas;
por ti olvido las rústicas labores,
por ti fábula soy de los pastores.
"Al cabo, al cabo, Clori, tu obstinada
ingratitud me causará la muerte;
mi historia en esos árboles grabada
dirá entonces que muero por quererte;
tantos de quienes eres adorada
leerán con pavor mi triste suerte;
nadie entonces querrá decirte amores,
y execrarán tu nombre los pastores.
"Ya la sombra del bosque entrelazado
los animales mismos apetecen;
bajo el césped que tapiza el prado,
los pintados lagartos se guarecen.
Si afecta las dehesas el ganado,
si la viña los pájaros guarnecen,
yo solo, por seguir mi bien esquivo,
sufro el rigor del alto can estivo.
"Tú mi amor menosprecias insensata,
y no falta pastora en esta aldea
que, si el nudo en que gimo, un dios desata,
con Tirsis venturosa no se crea.
¿No me fuera mejor, di, ninfa ingrata,
mis obsequios rendir a Galatea,
o admitir los halagos de Tirrena,
aunque rosada tú, y ella morena?
"¿Acaso, hermosa Clori, la nevada
blancura de tu tez te ensoberbece?
El color, como rosa delicada,
a la menor injuria se amortece.
La pálida violeta es apreciada,
y lánguido el jazmín tal vez fallece,
sin que del ramo, que adornaba ufano,
las ninfas le desprendan ...
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