JUAN DE DIOS PEZA
EL RELOJ DE PALACIO
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(Leyenda de las Calles del Reloj)
Lector: escúchame atento
esta tosca narración
y júzgala la tradición,
fábula, conseja ó cuento.
En un libro polvoriento
la encontré leyendo un día,
y hoy entra a la poesía
desfigurada y maltrecha;
el verso es de mal cosecha
y la conseja no es mía.
Hubo en un pueblo de España,
cuyo nombre no es del caso
porque el tiempo con su paso
todo lo borra o lo empaña,
un noble que cada hazaña,
de las que le daban brillo,
celebraba en su castillo
dando dinero a su gente
construyendo un nuevo puente
o alzando un nuevo rastrillo.
Era el noble de gran fama,
de carácter franco y rudo,
con campo azul en su escudo
y en su torre una oriflama.
Era señor de una dama
piadosa como ninguna;
dueño de inmensa fortuna
por trabajo y por herencia
y tan limpio de conciencia
como elevado de cuna.
Una vez, para decoro
de sus ricas heredades
cruzó yermo y ciudades
para combatir al moro.
Llevóse como tesoro
y como escudo a la par,
un talismán singular
atado a viejo rosario
un modesto escapulario
con la Virgen del Pilar.
Era el precioso legado
de sus ínclitos mayores;
desde sus años mejores
lo tuvo siempre a su lado.
Y como voto sagrado
de cristiano y caballero
juzgó su deber primero
en el combate reñido
llevarlo siempre escondido
tras de su cota de acero.
En ocasión oportuna
el noble llegó a creer
que ante el moro iba a perder
honra, blasón y fortuna.
Soñó que la media luna
nuncio de sangre y de penas,
en horas de espanto llenas
iba en sus feudos a entrar
y hasta la vio coronar
sus respetadas almenas.
Y no sueño, realidad
pudo ser en un ...
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