ROBERT DESNOS
EL GUARDIÁN
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Soy el guardián
de la Rue de Flandre,
Estoy en pie
mientras duerme París.
Hacia el norte
un incendio lejano
enrojece la noche.
Oigo aviones que pasan sobre la ciudad.
Soy el guardián
del Point du Jour.
El Sena se enrosca
en la oscuridad,
detrás del viaducto de Auteuil,
Bajo los veintitrés puentes que cubren París.
Oigo explosiones hacia el oeste.
Soy el guardián de la Porte Dorée.
En torno al torreón
el bosque de Vincennes
adensa sus tinieblas.
He oído gritos provenientes de Créteil
Y hay trenes que avanzan
hacia el este
dejando una estela de cantos de revuelta.
Soy el guardián de la Poterne des Peupliers.
El viento del sur me trae un humo acre,
Murmullos inciertos y estertores
Que se disuelven en algún lugar, en Plaisance o Vaugirard.
Al sur, al norte, al este, al oeste,
No hay sino un estrépito de guerra que converge hacia París.
Soy el guardián
del Pont-au-Change
Despierto en el corazón de París,
en el rumor creciente
En que reconozco las pesadillas pánicas del enemigo,
Los gritos de victoria de nuestros amigos
y los de los franceses,
Los gritos de dolor de nuestros hermanos
torturados por los alemanes de Hitler.
Soy el guardián del Pont-au-Change
No velo esta noche sólo sobre París,
Esta noche de tormenta
sólo sobre París en su fiebre y su fatiga,
Sino sobre el mundo entero
que nos rodea y nos urge.
En el aire frío
todo el fragor de la guerra
Avanza hacia ese sitio
en que viven los hombres
desde hace tanto tiempo.
Gritos, cantos, estrépito,
estertores vienen de todas partes,
Victoria, dolor y muerte,
cielo color de vino blanco y de té,
De las cuatro esquinas del horizonte
atravesando los obstáculos del globo,
Con perfumes de vainilla,
...
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