A un amigo que no conoce el amor
Pienso que tampoco lo conozco,
que quizá tú me lo expliques, algún día
Lo he visto en momentos,
en pedazos de chispas;
en amaneceres
En un equilibrio químico de olores conocidos
y en su falta,
en la soledad primera y en la media,
y lo intuyo en la última, más fuerte
Camina más por los suspiros que por los besos,
y su presencia
se nota más en las lágrimas que en las risas,
en una ilógica verdadera
Quizá su presencia sea la mezcla,
el llanto de alegría: felicidad y pena
Todo y nada
Es el conocimiento
último y más profundo
Realidad absoluta
La eternidad y la muerte bailan
conjugadas como la noche y el día,
en la irracionalidad lúcida
Uno lo mantiene, lo confunde, lo adoba,
lo transfigura, lo debilita, lo eleva, lo guarda, lo riega;
y sólo debiera ser sentido
Amor loco, amor solo,
amor mental, sexual, espiritual...
Todo amor es espiritual,
porque el cerebro no basta,
porque el sexo no alcanza
su duplicidad de miedo y valentía,
de aire, sangre y carne y cambio.
Unas manos apretadas,
sudorosas, unificadas,
imágenes de tiernas zonas;
carne preciosa y abierta, sublimadas,
palabras sin letras que se escapan,
ecos que se mojan,
olores que se quedan,
ojos nuevos en la hipnosis de dos miradas,
pálpitos terceros:
Son cultivos de sentir pretérito,
que a veces cierran
hermosos jardines de laberinto blando
donde uno se queda y no debe quedarse,
para que no se desvanezca
Porque el amor hace futuro
en un presente encarnado,
que no tiene tiempo y lo pide todo
Porque la voluntad de amar
va tejida por la vida con hilos de carne dorada,
y la costura sólo se abre al final,
cuando la vida quiere transformarse,
y ya no es necesaria
Crece ...
|
|
|
|
|
|