Florentino Morales
BAJO EL HAZ LUMINOSO DE LA LÁMPARA
Bajo el haz luminoso de la lámpara
escucho el deslizar de fotos en mis manos.
Apronto mis anteojos y observo una a una:
nubes como corderos en el cielo,
gaviotas ondulando en el viento,
el río serpenteando en la arena, y
los árboles tapizando suelo de hojas amarillas.
Veo tus ojos claros asustados por el flash
y el mar reflejado en tu mirada.
Yo, sorprendido triste con un libro de poemas en mis manos.
No sé quienes forman esa pareja de ancianos
felices en el banco de la plaza en espacios de silencio,
el viejo hospital desvencijado y
quizás la última foto del molino viejo, y
el cedro del Líbano que me hace recordar
una lección de historia:
los fenicios eran hábiles navegantes.
Tú, rosada, posando bajo el notro florecido
y cercana la luz de cinco bailarinas fucsias del chilco.
La rosa que pusiste en mi escritorio
¡cuántas de ellas murieron!,
cada paloma una nota que alegra el pentagrama
de los alambrados de Viña, y
una calle del Puerto que corre falda abajo.
Un pétreo caballo de mar que espanta monstruos y
un poema de amor bajo las campanas del Poeta.
Tú y yo abrazados y a nuestra espalda
gaviotas de bronce en la plazoleta de Isla Negra
que no es isla ni es negra.
¡No sé por qué el sepia me oprime la garganta
y me humedece los ojos!
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