Vicente Barrantes
Baladas españolas
************************
Ritja
*******
Balada XVIII
I
Como el águila del
Líbano
se vuelve Ritja a su kan.
Sangrienta fue la pelea:
su dueño sangre chorrea...
Allá van,
allá van,
raudos como el huracán.
Suelta el árabe su cántico,
ronco y ahogado en dolor:
«-Corre, Ritja; corre, vuela,
»que el tigre está en centinela,
»y aun veo yo,
»aún veo yo
»las palmas de Jericó.»
En su garganta de ébano
sepúltase un yatagán.
Cayó el beduino bramando;
para Ritja, y relinchando,
¡qué animal!
¡qué animal!,
lame la herida fatal.
II
Sobre la escueta duna
así habla el prisionero
con la luna:
-«Casta madre, ya que muero,
»que a Ritja vuelvan a ver
»mis hijos y mi mujer.
»Que los vientos
»de mi patria
»con sus crines
»jugueteen.
»Que repitan
»sus confines
»el relincho
»que ella dé.
«Queda sin mí viuda mi mujer:
»sin Ritja, ¿de mis hijos qué va a ser?
»¡Es un águila sin plumas
»el árabe sin corcel!»
En la cresta de la duna
dos negros ojos brillaron
a la luna;
hondos quejidos sonaron,
y un relincho que debió
escucharse en Jericó.
Y el herido
sin ventura
murmuraba
con dolor:
«Ritja mía,
»¿cuándo esclava
»he creído
»verte yo?
»Vida perder no siento y libertad
»que perdiéndote a ti, pierdo yo más.
»¡Antes de morir, me falta
»de alma y vida la mitad»
III
Arrastrando va el herido
sobre la arena abrasada,
cual ave enferma a su nido,
que ver a su yegua amada
la vez postrera ha querido.
Verla por última vez
a la luna del desierto,
llorar su triste viudez,
su dueño cautivo y muerto,
su ya perdida altivez.
-«Ritja, Ritja, amada mía,
»asombro de Alejandría,
»sol de mis montañas verdes,
»¿no te dice mi agonía,
»¡ay! que te pierdo y me pierdes?
...
|
|
|
|
|
|