Soledad
Carlos R Mondaca
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Yo no sé donde fue a morir mi acento:
tembló un instante y se perdió en el viento...
Y pasó por tu espíritu, lo mismo
que una estrella sin luz por el abismo.
Yo no sé donde fue a expirar tu acento:
flotó como un perfume sobre el viento,
llegó como una música a mi oído....
¡ Pero mi corazón siguió dormido!...
¿Para que hablar?... Sigamos el camino,
¡ mudos hasta morir!...¡Es el destino!
Ayer te vi llorar... Por tu mejilla bruna,
las lágrimas caían en gotas, una a una....
El cielo estaba claro, la tarde era tranquila,
y era como si fuera de noche en tu pupila.
Y yo no sabré nunca de tu pena!
Tal vez era tu espíritu como una ánfora plena,
tal vez te dio la muerte su beso largo y frío,
o te envolvió en sus alas viscosas el hastío.
Tu frente está sellada, cerrada como un huerto,
Mi grito es el estéril clamor en el desierto.
Las almas están lejos, perdidas y calladas,
Estamos solos...¡Solos!... Jamás sabremos nada!...
...
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