ANGELICA JAQUE ILIANA HERRERA
Así,...
Heme aquí muy vestida
de los mil colores que ofrecen
en este mercado baratillo,
con tanto trapo que me momifica
hasta la esencia de lo congénito.
Quítame ese azul que enfría
hasta la fiebre de la insolencia
y me muestra como geisha aquiescente,
complaciente y permisiva
de quienes se apropian de la vida.
Arráncame el molesto verde
artificio de la esperanza
que apesta de parálisis los motivos,
abre a las eternidades los relojes
y adorna sin poner fin a los caminos.
Sácame el inmaculado blanco
que es un insulto para quien ya ha vivido,
mintiendo impuestos juramentos,
las sonrisas y hasta el placer,
para salvar el derecho a comer.
Rásgame el negro infinito
símbolo de lo que ya no es,
que por doliente pretérito
ya abrí mis salados caudales
secando el cauce de mis anhelos.
Desnúdame de este ferviente rojo
que me arrastró por violentas pasiones
dejando grabada cada huella
como la marca de fuego
que no se borra en el cuero del animal.
Déjame sólo el cálido amarillo
para que entibie las acciones razonadas
que la fría madurez debe gobernar,
y no sepulte el ímpetu espontáneo
de la cándida y transparente juventud.
Así,... quiero estar así,
con ese único tibio velo,
para que nada me momifique
ni modifique,
la esencia de lo congénito.
...
|
|
|
|
|
|